Mirando la vista atrás ahora hará año y medio que tomaba la decisión de dar un paso adelante en mi decisión de echar raíces en el Matarraña dejando todo atrás para dedicarme a algo que me llenara personalmente lejos de los avatares de las ciudades. Necesitaba paz, sosiego y sentirme bien conmigo mismo.

Tal vez sea por mi anterior trabajo en el que en la mayoría de casos solo eres una cifra mas que solo se acordaban de uno para vender y hasta la siguiente temporada, donde la palabra y empatía muchas veces brillaban por su ausencia hicieron que diera este paso, pero no fue fácil tomar la decisión y tenía que tener todo claro sacando la balanza a pasear, y así lo hice, ¿pero donde?

Pues bien, de todos los lugares que tras casi 20 años había frecuentado por la comarca había uno que reunía lo que necesitaba, silencio, amplitud, tranquilidad, observar belleza y un toque de energía mística por aquello de quién sabe si nuestros ancestros podían echarme una mano en la decisión por su experiencia. Ese lugar al que tantas veces iba, y voy, para sentarme en sus piedras y simplemente observar se trata del que para mi es uno de los mejores balcones en el Matarraña, el poblado íbero de San Antonio en Calaceite.

Ahí decidí que quería hacer lo que me gustara y donde me encontrara bien conmigo mismo. Algun@s os preguntaréis ¿el ser taxista?, no exactamente. El taxi es la herramienta pero no la finalidad. Lo que me llevó a todo esto es la felicidad que siento cuando muestro a los llegados de fuera todo lo que esta maravillosa comarca atesora y cuando gracias a mi actividad otros también se pueden beneficiar. Me llena personalmente y de sobremanera cuando todo sale perfecto y unos clientes se van encantados, han valorado el patrimonio y adquirido productos locales a terceros y claro esta, cuando de algo así puedo ganarme la vida. Que de algo tan simple y lógico uno pueda vivir me parece el verdadero lujo. Y no solo eso, si no que si encima gracias a ser un transporte público en la comarca puedo ayudar a vertebrarla y a empatizar con sus gentes pues encantado por partida doble.

Así que si alguien está en una situación similar ya sabe donde ir a inspirarse. Garantizo que el viento que siempre sopla allí arriba os ayudará a aclarar ideas.